No por mucho madrugar amanece más temprano...
En esta jornada Pandora abrió su caja haciendo que el protagonista fuese el viento, y no precisamente a favor...
Todo ello hizo que la etapa llana por la que discurriríamos desde Sahagún hasta Léon se nos hiciera bastante cuesta arriba.
Los núcleos por los que pasamos fueron:
- Sahagún
- Bercianos
- El Burgo Ranero
- Mansilla de las Mulas
- Léon
Paralela a esta senda se encuentra la vía Trajana, que debido a las condiciones climatológicas fue mejor dejarla para otro momento.
La parada para comer fue en Mansilla de las Mulas o en "pelegrino" MULILLAS, donde a escasos kilómetros de llegar nos sorprendió de nuevo una maravillosa nube, que descargó sobre nosotros una considerable tromba de agua. Así sucedió y así os lo cuento, porque como dice un buen hombre "Cuando te cuentan algo hay que creerlo".
Con la entrada en León aprendimos a guiarnos por las flechas amarillas, ya que por un momento no las seguimos y si no es por unos lugareños podíamos estar aun monte arriba. La verdad que el acceso era extraño, pero Santiago hizo que el tiempo nos diera una tregua y permitió que descendiéramos esas laderas sin altercado alguno.
Ya en León nos alojamos en el albergue de las monjas Benedictinas, las cuales nos dejaron ir a disfrutar de unos pinchos por el barrio húmedo (donde conocimos a un asturianín muy majete que no conocía el Angliru y los lagos sólamente de oídas) antes de la oración del peregrino, donde se cerraban las puertas y comprendimos que para madrugar no se puede trasnochar (mozo dominguero no quiere Lunes, aunque apareciera en nuestro camino apuesta peregrina de Toulouse) y con esto y un bizcocho hasta el día siguiente bien prontito .

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